MAZARETE, EL ERROR JUDICIAL
El guión:
El día 24 de noviembre de 1902 fue descubierto en la carretera de
Sigüenza a Molina, en la provincia de Guadalajara, el cadáver de un hombre que representaba unos 30 años,
y que tenía una herida de arma de fuego en el pecho. Había sido visto
en numerosos sitios la tarde anterior, la última vez que se le vio con
vida, en la posada de Mazarete (Guadalajara).
No tardaron en descubrirse quienes eran sus presuntos asesinos, a juicio
del juzgado y Guardia civil de Molina de Aragón: dos hombres, padre e
hijo, titulares de la posada en la que el difunto pasó parte de su
última noche.
La defensa de los procesados nada pudo hacer contra toda organizada
trama que, presuntamente organizada por uno de los miembros de la
Guardia civil, que alteró pruebas y buscó y aportó falsos testimonios.
De nada sirvieron testigos ni informes médicos. Ambos procesados fueron
condenados a muerte y aguardaron en la cárcel de Guadalajara a que
llegase el momento de que los llevasen al corredor de la muerte, al
cumplimiento de sentencia.
Alguen, un hombre de prestigio, Tomás Maestre, demostró que la condena
obedecía a un error, que aquellos dos hombres nada habían tenido que ver
con la muerte del Aceitero.
Pero la justicia los tenía sentenciados, a pesar de que la provincia de
Guadalajara, y España entera, se movilizó ante uno de los más graves
errores judiciales de la España de comienzos del siglo XX.