MEMORIA DEL BACHILLER LUIS SÁNCHEZ, APÓSTOL DE LOS INDIOS DE
POPAYÁN.
Natural de Atienza, su obra fue similar a la de fray Bartolomé
de las Casas
La historia de Atienza nos ha dejado un
sinfín de noticias históricas y, cómo no, un largo catálogo de personajes que
salieron de ella para correr mundo y hacer historia.
La figura de fray Bartolomé de las Casas,
sin duda, ha eclipsado la labor de este y hombres que como él trabajaron por
extender la cultura castellana, y la defensa de sus propias raíces, entre los
pueblos indígenas, y trataron de que sus fueros e incluso su cultura, fuese
respetada; personaje, Luis Sánchez, de quien no es mucho lo que conocemos al
día de hoy y que sin duda estas líneas servirán para que comience a estudiarse
su figura, al menos en el ámbito provincial. En Latinoamérica, donde desarrolló
parte de su labor y terminaron sus días, pertenece a la historia de naciones
como Colombia o Perú. Como defensor de los indígenas en unos tiempos en los que
Castilla descubría nuevas tierras y utilizaba su mano, y su espada, acorde a
los tiempos.
Las primeras noticias que en Guadalajara se
tienen sobre este hombre nos las da Juan Catalina García en su Bibliografía de Autores Alcarreños, si
bien cuando el cronista escribe su nota los archivos no permitían, como lo
hacen hoy, conocer más.
Luis Sánchez era eclesiástico y fue autor de
un “Memorial” que llegó al rey Felipe
II, y movió los cimientos del reino. Residía, cuando escribió el Memorial, de
forma transitoria, en Chillarón de Pareja (hoy Chillarón del Rey); estuvo en
Popayán y fue uno de los clérigos que acompañaron a su obispo, Juan del Valle, o
Juan Sánchez García como realmente se llamaba, a Colombia, como su secretario
personal. Junto a Juan del Valle permaneció por espacio de catorce años, desde
que fue consagrado obispo hasta que Del Valle falleció.
A través de otra de sus obras, algo más
extensa, también en defensa de los indígenas y escrita en Popayán, a su regreso
a aquellas tierras, conocemos que Luis Sánchez era natural de Atienza, nuestra
Atienza, en Castilla. Donde nació hacía 1506. Se trata de su obra “Espejo de Variedades”, una de las tres
conocidas, ya que también dio a la imprenta dos más, “Acontecimientos notables” y “Razonamientos
y embajadas”, de las que en las bibliotecas americanas se conserva una
parte.
No es únicamente en estas obras donde da
cuenta de su naturaleza, también lo hace en las informaciones testificales en
torno al obispo de Popayán.
Es conocido que Luis Sánchez estudió
filosofía y teología en Salamanca, de donde salió como Bachiller y en donde
entabló la amistad que forjaría su futuro con Del Valle, quien fue su
catedrático de filosofía, como nuestro paisano en sus obras reconoce.
La diócesis de Popayán, en la que desarrolló
su labor, había sido creada el 22 de agosto de 1546 por el papa Pablo III a
petición del rey Carlos I, y allá llegó su primer obispo, Juan del Valle junto
a sus asistentes y personal de compañía, haciendo entrada en la nueva diócesis
en 1548. El Bachiller Luis Sánchez se declara en sus obras como: criado particular de su casa y servicio,
todo el tiempo que fue obispo, desde que fue electo hasta que Dios le llamó…
Juan del Valle llevaba una misión especial a
aquella tierra: la de cristianizar e incluso poner coto a ciertos desmanes ya
conocidos provocados por los españoles que allá marchaban; llevaba los
nombramientos de Prelado y Protector de los Indios. Títulos que lo revestían de
cierta autoridad ante los cargos civiles, y que hizo valer apenas llegado a
aquellas tierras y fue tomado conocimiento de lo que ocurría. La historia de
allá nos dice que “desarrolló la primera
misión y ejerció la segunda junto a Luis Sánchez, para ser conocido como “otro
Fray Bartolomé de las Casas o Juan de Zumárraga”.
Y es que eran los tiempos en los que la voz
de Fray Bartolomé comenzaba a dejarse oír, sin demasiado éxito, siendo no pocos
los historiadores de la época que sitúan el posterior auge defensivo de los
indígenas por parte de Fray Bartolomé, en la labor de nuestro paisano ante la
Corte de Felipe II. Los tres se conocieron, manteniendo correspondencia. Entre
los documentos que de las Casas dejó al morir fue hallada una de las cartas
dirigida al Obispo de Popayán, en las que le hablaba de los medios para mejorar
la vida de los indígenas.
La labor desarrollada por Juan del Valle se
vio ampliada por Luis Sánchez en numerosas fundaciones, entre ellas la primera
escuela de Gramática en Cali, de la que Sánchez fue su primer profesor y en la
que, un año después de su fundación, hacía 1550, se enseñaba música y teatro.
No tardaron quienes allá habían marchado en
busca de fortuna, en declararse enemigos de la labor de ambos, como se recogió
en los memoriales al rey:
Mientras esto ocurría en la gobernación, en España el Bachiller Luis
Sánchez estaba obteniendo éxito en sus gestiones ante el Consejo de Indias a
donde había sido enviado por el obispo a finales de 1554 para que informase
personalmente de la situación…
Efectivamente, Luis Sánchez había sido
enviado a España con un memorial del Obispo que debía presentar al Rey, como lo
hizo. Dicho memorial se conserva en el Archivo Histórico Nacional, fechado en
1555. Con anterioridad, el Obispo, a través de Sánchez, hizo llegar otro. Estos
memoriales no hicieron sino incrementar el número de sus enemigos:
En
marzo de 1559 afirma el prelado que los gobernadores, justicias y encomenderos
lo quieren mal y tienen por enemigo, tratando y diciendo mal de él y levantándole
testimonios. Para proteger su vida y la de sus clérigos se vio obligado a
rodearse de una guardia armada.
Para entonces ya había regresado a Popayán
nuestro paisano, recibió la correspondiente licencia el 13 de agosto de 1557.
Encontrándose en esa fecha en Valladolid.
La lucha de Juan del Valle por la dignidad de los indios lo llevó a defender
sus ideas en la propia Corte, a la que viajó en 1561 junto a Sánchez,
decidiendo marchar a Roma para exponer sus quejas ante el propio Papa,
falleciendo en Francia, mientras viajaba.
Nuestro Bachiller regresó a España,
marchando al lugar ya conocido del actual Chillarón del Rey, desde donde
continuó su lucha: Mi buen amo el obispo
de Popayán murió con este pío de que se supiese la verdad de lo que en Las
Indias pasa y se remediase… Nos dice Sánchez en esa obra que ha traspasado
el paso del tiempo, y que lo ha hecho figurar en la historia. Su ya dicho Memorial, dirigido al Rey a través de
Espinosa, en 1566. Espinosa no era otro que el Cardenal Diego de Espinosa,
entonces, además de Presidente del Consejo de Castilla, Inquisidor General; poco
después sería Obispo de Sigüenza.
La extensión del memorial hace a nuestro
paisano concluirlo con un: V.S. me
perdone si he sido largo, que no convenía con persona tan ocupada; la cualidad
del negocio me disculpa y habérmelo mandado V.S.
Lentamente, como suele suceder, las cosas
comenzaron a cambiar, tras la llegada de Juan de Ovando, con órdenes del rey.
El Bachiller Luis Sánchez regresó a Popayán
a finales de la década de 1560, falleciendo en aquella tierra, sin que se
conozca con precisión la fecha. Allí su nombre es historia. Como la de tantos
hombres más que dedicaron su vida a sus semejantes, al otro lado del mar.
Memoria viva de un personaje que, en estos
días en los que se rememora el descubrimiento de América, da cuenta de que no
todos los que fueron lo hicieron en busca de fortuna. También hubo quienes
fueron a dar lo que tenían: su mano, su vida, su cultura…
Tomás
Gismera Velasco
Guadalajara
en la Memoria
Periódico
Nueva Alcarria
Jueves,
11 de octubre de 2018