EL ROSARIO DE FAROLES DE CRISTAL DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES, DE
ATIENZA
La moda de los Rosarios de Cristal
Tomo prestadas unas líneas de Blanca Isasi
Isasmendi, investigadora al igual que lo hemos sido otras personas, en torno a los
rosarios de cristal, o los rosarios de faroles, puestos de moda en
una gran parte de España en el último tercio del siglo XIX: El rezo del rosario como lo entendemos hoy no puede documentarse antes
del siglo XII…
Eso, en lo que se refiere al rezo en privado,
iglesia o casa. Sin embargo en el siglo XVII comenzó a popularizarse otro tipo
de rezo del rosario: el procesional. Que se extendió en los famosos “rosarios de la aurora”.
Desfiles procesionales que solían
acompañarse, dado las horas, con velas, antorchas o linternas que avanzado el
tiempo comenzarían a convertirse en faroles con vidrieras de cristal coloreado,
hasta llegar a hacer de ellos auténticas obras de arte.
Estas obras, los rosarios de faroles de
cristal, se popularizaron en Aragón, de donde pasaron a otros lugares. Zaragoza
fue uno de los ejes para este tipo de obras, al tiempo que tendrá la dicha de
llegar a construir uno, quizá el mayor y más artístico de los conocidos en
España al día de hoy, comenzado a trazar a fines del siglo XIX.
¿Quiénes encargaban o costeaban estas obras?
Evidentemente nos encontramos ante un icono religioso popular, es por ello que,
al igual que otros iconos, sean imágenes procesionales u ornamentos
extraordinarios para iglesias o capillas, quienes encargan o costean estas
obras no son otros que las cofradías, las hermandades, los municipios por
suscripción popular o aquellas personas que, alcanzado un notorio nivel
económico y elevado estatus social lo quieren demostrar de manera exclusiva o
agradecer, mediante el obsequio de semejante y permanente presente, una promesa
a la iglesia, al patrón, la patrona, etc.… Es nuestro caso.
El Rosario de Faroles de Atienza
Fue el atencino Bruno Pascual Ruilópez, toda
una vida dedicada a la política provincial a nivel nacional como diputado y
senador, abogado y decano del Colegio de Notarios de Madrid, al par que
académico de las más prestigiosas legislativas, quien regaló a Atienza, o mejor
dicho, a la patrona de Atienza, la Virgen de los Dolores, una de esas obras
exclusivas: El Rosario de Cristal, o de Faroles, que a través del tiempo y tras
diferentes pasos por el taller de reparaciones, ha llegado a nuestros días. La
historia íntegra del Rosario, y de la Imagen Patronal, llegada a Atienza en
1679, se traza con extensión en el libro que titulo: “La Virgen de los Dolores,
Patrona de Atienza”.
Llegó a Atienza, el Rosario de Faroles, en
los primeros meses de 1910, y salió procesionalmente acompañando a la imagen de
la Virgen de los Dolores, por vez primera, el 18 de marzo de ese mismo año.
El Rosario atencino, como tantos otros, se
construyó en Zaragoza. Las personas que llevaron a cabo la obra fueron León
Quintana Bianchi y su hijo Rogelio Quintana Bellostas, continuadores del Taller
Quintana fundado en la capital del Ebro que dio a la luz estas obras maestras
de la vidriera artística. Ambos, padre e hijo, contaron con la colaboración
para el diseño de los mismos, al igual que lo hicieron para otros llevados a
cabo en la misma época, del arquitecto zaragozano Ricardo Magdalena.
Todo comenzó, para los talleres Quintana y
sus rosarios de cristal en 1889, después de que el Ayuntamiento de Zaragoza
encargase a su arquitecto la realización de una de estas obras. De dicho taller
saldría el zaragozano para desfilar procesionalmente el 12 de octubre de 1889 y
crear una fama, y una moda, que se extendería por Aragón, una parte de
Guadalajara, otra de Soria… El de Zaragoza quería ser réplica, y superar, a
otro que por aquel entonces procesionaba en Calatayud, y al cual se tiene como
origen de todos los demás.
Tal fue el éxito obtenido, y la expectación
generada en torno a aquel rosario zaragozano que a Talleres Quintana no le
faltaría a partir de entonces el trabajo, llegando a salir de manos de la
familia Quintana hasta 19 de estas obras, ya que recibieron encargos de
diferentes puntos de España, incluso de Madrid, aunque el madrileño finalmente
no llegaría a confeccionarse.
Talleres Quintana. La Meca del Rosario
El taller fue fundado a mediados del siglo
XIX por Dámaso Quintana, vidriero y hojalatero, para sacar de él pequeños
faroles, como actividad principal, que serían colocados por aquella época en
los balcones de los zaragozanos con motivo de las fiestas del Pilar, al tiempo
que realizaban otro tipo de trabajos, siempre relacionados con la vidriería y
la hojalatería relacionada con la iglesia, y la Semana Santa. Hijo de Dámaso
fue León Quintana, quien desarrolló nuevas técnicas y cuyas manos serían el
origen, junto a las de su hijo Rogelio, de la mayoría de los hoy conocidos.
Aquel de Zaragoza dio pie a uno nuevo que
fue encargado por la ciudad de Vitoria que con piezas muy similares al
zaragozano salió por vez primera en aquella ciudad en 1895; con posterioridad
saldrían de dichos talleres todos los que hoy conocemos, guardando ciertas
similitudes, y que hoy podemos encontrar en Pamplona, Valladolid (1930),
Castellón (1927), Agreda e Iruecha (Soria), Miranda de Ebro ... Y por supuesto,
los de Atienza ,encargado en 1907 y concluido en 1909; el dicho de Sigüenza,
encargado en 1926 y llegado a la ciudad en 1927, etc.
Talleres Quintana que superó tiempos
difíciles, entre ellos los de la Guerra civil, no pudo reponerse de un grave
incendio que en 1958 arrasó sus instalaciones, y gran parte de su material y
archivo.
El Rosario de Atienza, en origen compuesto
por 67 piezas, no es de los mayores llevados a cabo por talleres Quintana, la
mayoría de los rosarios conocidos supera el centenar de piezas. No por ello
desmerece de todos los demás. Aquellos encargados por ayuntamientos, cofradías,
catedrales, hermandades o costeados por suscripción popular.
De lo que no cabe la menor duda es que el
Rosario de Faroles de Cristal de Atienza es una de esas piezas de arte que
pasan desapercibidas al visitante y son, al día de hoy, todo un tesoro por
descubrir. Y si se descubre en esas funciones en las que por las calles
medievales iluminan el paso de sus procesiones, miel sobre hojuelas.
Dos veces al año salen: el de la festividad
de la Patrona de Atienza, la Virgen de los Dolores; el Viernes Santo.
Tomás Gismera Velasco
Periódic Nueva Alcarria
Guadalajara, 7 de abril de 2017