Dejó una extensa obra en Atienza
Un nuevo centenario se
celebrará en este año 2017, de un importante personaje que dejó su nombre
inscrito en la cultura española: Buenaventura Rodríguez Tizón, quien pasó a la
historia como Ventura Rodríguez.
En esta ocasión no se
trata de un torero, o de un escritor, sino de uno de los grandes arquitectos de
la historia de España o, como se afirma en sus biografías, el principal
arquitecto español de su época y último del barroco, a medio camino entre el
neoclasicismo y la ilustración europea.
Aunque también es
cierto que podríamos resumir con un: intervino en las obras del Palacio Real de
Madrid, de la Seo de Zaragoza… trazó la Fuente de La Cibeles de Madrid… y…
muchas otras obras más.
Don Buenaventura
Rodríguez Tizón nació en Ciempozuelos (Madrid), el 14 de julio de 1717, hijo de
un profesor de arquitectura, por lo que no tardó en destacar como lo que
terminaría siendo, el gran arquitecto español del siglo XVIII.
Su obra se encuentra en
los mejores edificios y plazas de España y aquí lo que nos interesa, también en
Atienza, en su actual plaza Mayor, o plaza de España.
Tuvo don Ventura
Rodríguez la suerte de conocer a un paisano nuestro, de la Atienza de aquellos
tiempos, don Baltasar de Elgueta Vigil, cuando don Baltasar dirigía las obras
del Palacio Real de Madrid, a donde don Ventura Rodríguez fue llamado para
incorporar su firma a la de los grandes arquitectos que allá trabajaban.
Dos libros para conocer las devociones de Atienza. Dos Historias con sentimiento:
LAS SANTAS ESPINAS DE ATIENZA. EL GRIAL DE GUADALAJARA
(Accede a ellos pulsandosobre su título)
Con nuestro paisano
anduvo por las reales academias, no olvidemos que don Baltasar de Elgueta fue
cofundador de la Real de Bellas Artes de San Fernando; de aquella relación
surgieron múltiples obras. La de Atienza, probablemente, no se debió a la
intervención directa de don Baltasar, quien ya había fallecido para cuando don
Ventura nos plantó, en la Alameda de Atienza, la conocida fuente de Las
Sirenas, y el lavadero.
Tendrían que pasar unos
cuantos años, desde la muerte de don Baltasar hasta que el Ayuntamiento de Atienza,
tratando de embellecer la entrada a la villa, se propusiera crear el espacio
conocido como “La Alameda”, en donde se situó el lavadero con su cartela
(desgraciadamente destruido de forma oficial en época reciente), así como
aquella fuente a la que se dio el título de “Las Sirenas”, que se debió de
inaugurar en la década de 1770, (algunos trabajos en torno a Ventura Rodríguez
sitúan la traza de la fuente de Atienza en 1775, siendo colocada en su lugar en
1776), la cartela del lavadero nos indica que se llevó a cabo, al menos aquella
parte de la obra, en 1784, y que en los trabajos de nuestro arquitecto se nos
describe como:
La fuente de la Taza, o de las Sirenas, trazada por Ventura Rodríguez en 1784, en su anterior emplazamiento, en el centro de la Alameda. Foto Juan Cabré (1929) |
Fuente pública para la villa de
Atienza, compuesta de un gran pilón y seis caños; tres a proporcionada altura
para el uso del vecindario con figuras de mujer, y los otros tres sobre un
pedestal con la de tres delfines enlazados cuyas colas sirven de remate…
De ahí que pasase a
llamarse, entre unas y otras cosas “Fuente de las Sirenas”. De la que nada nos
dice el tan recurrido y en tantas ocasiones confuso Diccionario Madoz salvo
que, quizá con razón, tal vez confundiendo fechas, se levantó en 1784 (cuando
Ventura Rodríguez estaba a punto de morir, ya que falleció al año siguiente),
describiéndonos el lavadero “de 22 pies
de largo y 11 de ancho, cercado de pared de cal y canto, con albardillas de
piedra… contiguo a 2 hermosas fuentes hechas la una en el expresado año y la
otra en tiempo de Felipe II, cuyos restos son admirables”.
Layna Serrano, al
recoger el apunte del anónimo clérigo de Santa María del Val que escribiese la
“Breve relación historial de la villa de Atienza”, anota el dato del clérigo
diciendo:
…sus caños o vertientes son tres sirenas de hermosa piedra blanca,
separadas una de otra en correspondiente simetría, dentro de una cerca grande
de buena piedra en donde caen las aguas; y en medio de las sirenas, que es el
centro de dicho cerco, hay otra columna fuerte… en que se recogen las aguas que
por sus bocas arrojan tres delfines grandísimos unidos entre sí echando agua
por sus bocas en el mismo cerco o pilón…
La Fuente en la plaza de España, década de 1950 |
La fuente tuvo, que se
conozcan, al menos dos emplazamientos dentro de la Alameda. El primitivo,
cercano al hoy camino o carretera de Madrigal, y un segundo en el centro de la
Alameda, frente a la ermita del Humilladero, o del Santo, donde era conocida,
por su forma quizá, como fuente de la Taza. En 1942 fue trasladada a su actual
emplazamiento de la plaza Mayor y, claro está, por el camino, entre uno y otro
movimiento, fue perdiendo alguna que otra pieza. Su traza guarda relación con
algunas otras de las que Ventura Rodríguez trazó para las calles de Madrid,
principalmente se la emparenta con la conocida “Fuente de la Fama”, situada
primeramente en la plazuela de Antón Martín y en la actualidad en el madrileño
parque de Barceló, tras el Museo Municipal.
En la actualidad,
ignoramos a qué se debe su nuevo nombre, una cartela nos la presenta como
“Fuente de los Tritones”.
Así pues, en el año de
Ventura Rodríguez, Atienza también tiene algo que celebrar, gracias a nuestro
gran arquitecto madrileño. No es la única población en la provincia en la que
Ventura Rodríguez dejó su sello arquitectónico. Para Brihuega trazó el edificio
de su nueva cárcel, en 1779.
Tomás Gismera Velasco/ Nueva Alcarria, 3 de febrero, 2017