LUISA
DE MEDRANO, Y DE ATIENZA
LA
PRIMERA MUJER CATEDRÁTICO EUROPEA
Si bien hay quien como la alemana Theresse
Oettel van más allá para advertirnos que nuestra paisana, natural de Atienza,
fue la primera mujer que, en la historia universal, dio cátedra en una
Universidad: la de Salamanca.
Indudablemente la vida de la villa de
Atienza, al menos desde el siglo XIV hasta bien avanzado el XVIII estuvo ligada
a una familia de noble y sonoro apellido: Bravo de Laguna.
Originarios de Berlanga de Duero, quienes
llegaron a Sigüenza y desde Sigüenza a Atienza, dejaron en la hidalga villa su
nombre inscrito en la historia del castillo, de sus casonas y de palacetes a
través varias generaciones de alcaides y, ante todo, del capitán comunero Juan
Bravo; de esta, prima del capitán, Luisa de Medrano y de la hermana de nuestra
Luisa, Catalina, de Medrano también. Ya que en aquellos lejanos tiempos los
apellidos materno o paterno se alteraban a conveniencia.
Luisa de Medrano fue hija del “muy alto y
noble señor” (según figuraba en su lauda sepulcral del convento de San
Francisco), Diego López de Medrano, quien casó con la “muy alta y noble señora”
doña Catalina Bravo de Laguna. Don Diego murió junto a su suegro, el alcaide
del castillo de Atienza don Garcia Bravo, con cuyas hazañas y venturas se
podrían escribir varias novelas. Ambos, yerno y suegro hallaron la muerte en
Gibralfaro, en los preludios de la Guerra de Granada, en 1487, siendo
trasladados sus restos al convento atencino en 1494.
Dos estudios biográficos con un apellido común "Bravo de Laguna".
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De su lealtad a los Católicos reyes y la
responsabilidad que con la familia adquirió la reina Isabel dan muestra algunos
documentos; entre otros la carta remitida por la reina a la viuda de don
Garcia, doña Magdalena, dándole cuenta de que a partir de entonces se sentía
obligada a mantener a su descendencia, llamándolos a su lado.
Así, la mayoría de los descendientes de aquellos
Bravo de Laguna pasaron a formar parte de la Corte de la reina Isabel, a cuyo
lado se educaron las hijas de nuestro Diego López de Medrano, entre ellas
nuestra Luisa y su hermana Catalina, a quien terminarían casando con el
segundogénito del marqués de Denia y sería una de las damas de la reina Juana
en el cautiverio de Tordesillas. Doña Magdalena, la madre, estuvo junto a la
reina Isabel hasta el momento de su muerte.
Las primitivas casas de los Bravo de Laguna estaban junto al Arco de la Virgen, de Atienza |
Entre la larga descendencia que en Atienza
dejó don Diego López de Medrano –nueves hijos-, el 9 de agosto de 1484 nació en
Atienza quien estaba llamada a ser la primer mujer que diese cátedra
universitaria en la Salamanca que fue cobijo de alguno de sus hermanos, entre
ellos Luis de Medrano, quien sería rector de aquella Universidad. Luis de
Medrano dio cátedra figurando como rector entre 1509 y 1511, al tiempo que su
hermana Luisa daba cátedra.
Respecto de la que ocupó Luisa son numerosos
los autores, que se inclinan en señalar que se ocupó de la dejada por Antonio
de Nebrija en 1508, y no les faltan razones, si bien no pueden definir hasta cuándo
la mantuvo.
La mejor imagen que tenemos de Luisa de Medrano
y su obra es el retrato literario que hace la persona que más la ensalzó,
conoció y tuvo durante algunos años relación epistolar, Lucio Marineo Sículo,
quien italianizó su nombre transformando Luisa por Lucía, y quien en su Opus
Epistolarum (Valladolid, 1514), nos dice, dirigiéndose a ella en carta de
despedida escrita en torno a 1510:
La
fama de tu elocuencia me hizo conocer tu gran saber de estudios antes de
haberte visto. Ahora, después de verte, me resulta aún más sabia y más bella de
lo que pude imaginar, joven cultísima. Y después de oírte me ha causado gran
admiración tu saber y tu ornada oratoria, sobre todo tratándose de una mujer
llena de gracia y belleza, y en plena juventud… Te debe España entera mucho,
pues con las glorias de tu nombre y de tu erudición la ilustras. Yo también,
niña dignísima, te soy deudor de algo que nunca te sabré pagar… Eres en España
la única niña y tierna joven que trabajas con diligencia y aplicación no la
lana sino el libro, no el huso sino la pluma, no la aguja sino el estilo…
La fortaleza de Atienza, y su Torre de los Infantes, vio nacer a Juan Bravo y a Luisa de Medrano |
Con anterioridad a Marineo Sículo, quien
fuese rector de su Universidad y autor del “Cronicón
de Salamanca”, Juan de Torres anota, dando cuenta de la fama de nuestra
erudita atencina de quien, al parecer, no quiere perderse la ocasión de escucharla:
A.d. 1508 die 16 novembris hora tertia
legit filia Medrano in Catedra Caconum (el día 16 de noviembre de 1508, a la
hora tercia, lee la hermana de Medrano…) Es decir, da cátedra.
Curiosamente, en los últimos escritos que
sobre Luisa de Medrano da a conocer Marineo Sículo con posterioridad a 1514
habla de ella en pasado, lo que nos daría a entender que nuestra paisana
falleció con anterioridad a ese año. Tampoco figura en los testamentos de su
madre, ni en el de su hermana, dictados con posterioridad, lo que nos confirma
su fallecimiento.
Un nombre sin duda a destacarse en la
historia de la provincia de Guadalajara, ya que nada la recuerda, ni siquiera
en su localidad natal, desde que en 1935 la investigadora Theresse Oettel (Una
catedrática en el siglo de Isabel la Católica: Luisa de Medrano), diese a
conocer que, efectivamente, Luisa de Medrano nació en Atienza, ya que hasta
entonces fue tenida como salmantina. Ciudad en la que un Instituto de Primera
Enseñanza lleva su nombre –alterado por el de Lucía, tal como lo transcribió
Marineo-, y a su memoria dedicó uno de los claustros la Universidad salmantina.
Luisa de Medrano, la primer catedrático. Un
nombre a tener en cuenta en la historia de la provincia de Guadalajara. Su
nombre, a lo largo y ancho de medio mundo, se cita con admiración.
Tomás
Gismera Velasco
Nueva
Alcarria, 17 de febrero/2017